Bienvenidos

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En un contexto incierto, quienes asumimos los riesgos empresariales y la comunidad educativa toda, elige apostar a la educación de calidad. Estamos convencidos que la mejor inversión para nuestra sociedad es una educación integral y formativa, por ello aportamos desde nuestro humilde lugar iniciativas para construir un mejor futuro. La UEGP Nº 109 Colegio Integral Dr. Carlos Primo López Piacentini, tiene el placer de compartir con ustedes el trabajo de toda su comunidad apoyados en los valores: “Ética, Ciencia y Humanismo”. Leer más!

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Entrega donaciones

La Brigada Cruz Roja entrega al Merendero "Una esperanza para los chicos" leche, azúcar y yerba con la recaudación obtenida en la Kermese del Día del Niño. Gestionando la SOLIDARIDAD!!

 

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Abuelas cuenta cuentos

Jornada con el Club de Abuelas Cuenta Cuentos!! Preparando  Feria del Libro 2018!!

 

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Plantando Vida

Mes del Arbol. 6to. Grado y Jardín plantando Vida!!!

 

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Biblioteca de Paso

Se revitaliza la BIBLIOTECA DE PASO del Colegio Integral Piacentini. Puede cualquier ciudadano llevarse un libro y colaborar con otro.

 

 

Homenaje a nuestro Patrono

En conmemoración del fallecimiento de nuestro patrono escolar el Dr. Carlos Primo López Piacentini, el día 20 de abril, y con la intención tanto de homenajearlo como de fomentar la lectura en nuestros alumnos, subiremos extractos de sus libros, para que todos los estudiantes tengan la oportunidad de enriquecerse con sus escritos, por el resto del mes.

 


“El Chancho Con Ombligo Sobre El Lomo” del libro Chaco Insólito y Fantástico de Carlos P. López Piacentini.

El mismo Ruy Díaz Guzmán, en “La Argentina”, también habla de “tres diversas especies de puercos monteses; uno que llaman “jongaec”,corren reunidos por centenares; tienen sobre el lomo una excrecencia hedionda que algunos consideran un ombligo sobre el lomo, pero no es así. Es sólo una excrecencia entre el cuero y la carne”.


 “El Pez-Pájaro” del libro Chaco Insólito y Fantástico de Carlos P. López Piacentini.

En el diario llevado durante la Expedición al Chaco del coronel Juan Adrián Fernández Cornejo en el año 1780 se dice:

“Día 30….. Estando caminando la canoa “Esperanza”, voló dentro del agua, a alguna altura corta un pejecillo muy pequeño, al cual los paraguayos llaman “piravirá”, que traducido a nuestro idioma quiere decir peje-pájaro.  Aseguran éstos haber sido éste polluelo, pues en el río Paraguay los hay de un tercio, cayó pues éste en la canoa dicha y habiéndolo tomado a mano lo registramos…”


 “El Algarrobo-Quebracho” del libro Chaco Insólito y Fantástico de Carlos P. López Piacentini.

En el mes de febrero de 1981, el explorador chaqueño Ramón Oreste Otazo, encontrándose en el Departamento Maipú estudiando las ruinas de Pampa Tolosa, dio con un raro ejemplar de la selva chaqueña, un árbol cuyas raíces y su tronco –hasta los dos metros de altura- pertenecen a un añoso algarrobo, de una circunferencia de 3 metros y 10 centímetros. A partir de allí sigue el árbol elevándose en una rarísima transformación, como un esbelto quebracho colorado que alcanza a los 22 metros de altura.

Este extraño y fantástico ejemplar chaqueño fue señalado por hacheros y obrajeros de la zona, pero sin hallarle explicación a este raro ejemplar de la botánica chaqueña, un algarrobo-quebracho.


“El Árbol de Fuego” del libro Chaco Insólito y Fantástico de Carlos Primo López Piacentini

La existencia en pleno corazón del Gran Chaco, del “árbol de fuego”, ganó toda la región, quien sabe por qué medio de comunicación. Lo cierto es que el lugar en donde se encontraba el Campo del Cielo (o el “Piguén Noraltá” de los chaquenses, o el “Hatum Pampa” de los Quichuas) comenzó a ser punto de concentración de cientos de aborígenes de todo el Gran Chaco.

Todos convergían donde estaba el “árbol de fuego”, y allí rendían culto a su dios sol. Los habitantes de la precordillera, los de más al norte del Tucumán, los de Santiago del Estero, se hermanaban con sus vecinos que poblaban la región de los grandes ríos Paraná-Paraguay.

Cuenta la leyenda que el “árbol de fuego” cayó del cielo y al bajar se oía una música extraña y campanadas que se escuchaban desde muy lejos.

Cuando los hombres blancos lo descubrieron y quisieron sacar al “árbol de fuego” del lugar en que se encontraba, éste desapareció, volviendo al sol, desde donde había salido.

Esta leyenda está vinculada con la caída en aquélla región de nuestra provincia, de un gran meteorito; aquel legendario “Mesón de Fierro”. A ese lugar se llevaron a cabo numerosas expediciones desde la primera, realizada en el año 1575 por el gobernador de Tucumán Don Gonzalo de Abreu, a la que le siguieron la del capitán Hernán Mexia de Miraval, 1576, Bartolomé Francisco Maguna en los años 1774 y 1777; Francisco de Ibarra en 1779; Rubén de Celis, Miguel Gerónimo Castellanos, en el 1803, entre otras.

Pero después el famoso “Mesón de Fierro” o “árbol de fuego” desapareció, al decir de los naturales del Chaco “volvió al sol”.


 

"Una Mañana En Resistencia En El Año 1908" Extraído del libro YUCHÁN Lecturas Chaqueñas Para Chicos de Carlos P. Lopéz Piacentini

 Si Resistencia es ahora una ciudad importante, a principios de siglo no era más que un villorio de 2000 a 3000 habitantes, ubicados a 7 kilómetros de la margen derecha del Paraná, y a poca distancia de la unión de este gran río con el río Paraguay.

Toda la animación de la principiante ciudad estaba concentrada en aquel entonces alrededor de la gran plaza cuadrada de 4 hectáreas, situada a 1 o 2 kilómetros de la estación nueva.

Así lo registró León Vuilleme, en una nota periodística publicada en la revista “El Cazador Francés”, de Saint-Etienne, Loire, Francia.

“Esta plaza estaba plantada de palmeras y de naranjos que ofrecían sus magníficas frutas colgantes al deseo de los transeúntes, y en el momento de la floración perfumaban todos los alrededores. Allí de noche la población se reunía para escuchar la música de la policía. Durante el día la plaza estaba prácticamente vacía, lo que permitía al soldado afectado a su guardia pasear en el pequeño zoológico del gobernador. Es así que conocí un día a un joven jaguar y que otro día pude observar a mis anchas a un oso hormiguero hundiendo con delicia su lengua redonda y pegajosa dentro de los hormigueros.

Cuando el animal había vaciado uno, el soldado agarraba al oso por las crines del lomo y lo empujaba hacia el hormiguero siguiente.

Un indio me ofreció su arco y sus flechas, haciéndome entender que me las quería vender. Le enseñé mis armas y traté de convencerlo que su maquinaria no servía para nada. No pareció compartir mi opinión, pues se alejó hacia el cadáver de un caballo, donde numerosos caranchos se alimentaban.

Reinaba en efecto en la zona una epidemia de mal de cadera que diezmaba los caballos y sus despojos eran numerosos en las calles de Resistencia. Al arrimarse el indio los rapaces poco a poco se volaron, cuando el último abrió las alas lo ví caer: una flecha lanzada a 30 metros, con una maniobra tan rápida que me había pasado desapercibida, lo había atravesado de parte a parte. El hombre volvió hacia mí, llevando entre sus dedos la flecha de la cual colgaba el volátil. Queriendo acabar le compré su arco”


“Frutas Silvestres” fragmento de “Los árboles del Chaco” del Dr. Augusto Gustavo Schulz, recopilado por Carlos P. López Piacentini en su libro YUCHÁN, Lecturas Chaqueñas Para Chicos.

“Quién pudiera volver a los 10-12 años para hallar el placer de dejarse pinchar por los “talas” con tal de juntar un puñadito de sus minúsculas frutitas amarillas , o allá, por noviembre correr en bandadas de chicos a llenar bomboneras de hojas de cardo chuza con los deliciosos tomatitos rojo-negros del ñangapirí?

Pocas serán las personas que tengan recuerdos de los momentos felices que pueden gozar los niños campesinos disputando los frutos silvestres a cotorras y zorzales. Con el verano madura el “aguai”, cuya cosecha obliga a treparse bastante alto, pero el esfuerzo será compensando con el delicioso dulce o compota que se elaborará con éstos frutos, una de las especialidades de la región guaraní. Si el bosque que recorremos, está a orilla de un río, será fácil hallar “ivapurú”. Oh sorpresa, sus frutos no están en las ramitas superiores como en la mayoría de los árboles, en éste se ubican en los múltiples troncos y las ramas gruesas, apiñados en grupitos como uvas.

En el mismo ambiente no faltará el “arachichú” un humilde hermano guaraní de la espléndida chirimoya, una de las mejores frutas americanas.

Los chicos campesinos en lugar de chicle, se deleitan chupando los coquitos del “pindó”, la elegante palmera estilizada en figura central en nuestro escudo provincial”


 

“La Laguna de las Perlas” YUCHAN, Lecturas Chaqueñas Para Chicos, Carlos P. López Piacentini

Al referirse a las aguas del Chaco, el misionero Pedro Lozano decía:

“Almejas muy grandes, ostras de perlas de que en una laguna que enfrente la de la ciudad de Corrientes se forman de las crecientes de este río, le oí decir a Marcos Saucedo, español que estuvo cautivo más de siete años entre los Abipones, pescaban estos bárbaros gran cantidad, arrojando las perlas, porque no estima su barbaridad, lo que otras naciones tanto aprecian”

De esta laguna hace mención también el capitán Ruy Díaz en la historia manuscrita que escribió por el año 1608. En dicha historia comúnmente llamada “La Argentina”, testifica que se hallaban en aquella laguna muchas perlas, finas y de buen oriente, y por esa razón la llamaron los primeros conquistadores “laguna de las perlas”.

Por largos años la leyenda de la “Laguna de las Perlas” motivó el interés de conquistadores y aventureros. Su sola mención tiene estrecha vinculación con la desaparecida ciudad de Concepción de la Buena Esperanza del Río Bermejo- o Concepción del Bermejo, como se la conoció hasta ahora, fundada en 1585 y destruida por los aborígenes en 1632.

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